Había pasado la mejor noche de mi vida. Mi amada estaba entre mis brazos y su calor me transmitía todos los sentimientos tanto tiempo atrás ocultos.
No había planeado, que la noche de San Valentín, hubiera acabado de esta manera, pero las circunstancias, las palabras de Em – ¿ quieres subir a tomar un café ? – una pregunta muy manida y que yo había usado en muchas ocasiones, pero que en ese momento me había pillado desprevenido.
– Creo, que sería mejor que me marchara a casa – no me reconocía. Yo, el calavera Tom, que nunca dejaba pasar una oportunidad, estaba negando lo evidente. Quería subir, quería estar con Em en su casa, en su cama y despertar a su lado todos los días de mi vida. Estaba enamorado.
Cuando esas palabras llegaron hasta mi subconsciente un temblor me recorrió de arriba abajo. Estaba enamorado, por primera vez alguien me importaba y quería que fuera especial el instante en el que nuestros cuerpos encontraran un camino ya predestinado.
Em se apoyó en la moldura de la puerta y me miró. Acercó una mano a la corbata que llevaba puesta y que tantas dudas me habían acarreado para esa cita. Fue subiendo los dedos hasta el nudo y procedió a aflojar el intricado civilizado que todavía quedaba de mi persona en ese momento.
– Tom, no te estoy preguntando si quieres subir. No. Te estoy insinuando que quiero que subas – la corbata desapareció de mi cuello para acabar en la otra mano de Em. Mientras, la mano que había quedado libre buscaba los botones de mi camisa, permitiendo la entrada del frío invernal.
Di unos pocos pasos situándome lo más cerca de Em que permitían las escaleras de la casa. Mi mano se agarró a su cintura aproximándola un poco más a mí, si se podía aun más, y la otra mano se enzarzó a su cabello.
Rostro contra rostro sólo nuestra respiración acompasaba el ritmo de nuestros corazones, momento en el que, sin ninguna duda, decidí dar el siguiente paso. Mis labios atraparon los de Em, dejando escapar un suspiro de felicidad.
Y ahora, mientras los rayos de sol entran por la ventana, reflejando el dulce sueño de mi destino, el único pensamiento que cruza por mi mente es que quiero repetir. Quiero volver a besar sus párpados, quiero volver a sentir su sabor y sobre todo, quiero volver a tenerla entre mis brazos.
Fin
Relato Propiedad de Merche Diolch©
Enhorabuena por tu relato!!
ResponderEliminarTe quedó impresionante, muy bonito *_*
Un besazo guapa!
Chulísimo y me ha gustado mucho que lo hagas desde el punto de vista del hombre.
ResponderEliminarEscribes genial, ya lo sabes. Y ahora con la de autores noveles que hay no se a que estas esperando tocaya ¬¬'
ResponderEliminarUn beso preciosa!
Me terminaréis sacando los colores. :D Me hace ilusión que os haya gustado, de verdad.
ResponderEliminarMaisha en ello ando, poco a poco, pero ya estoy liadilla con algo que me está absorviendo pero al mismo tiempo me está encantando, ya veremos si se puede hacer algo más adelante.
Me ha gustado Merche, muy apropiado para San Valentín, si es que a veces uno tarda en darse cuenta de que esta enamorado, pero que maravilloso es poder descubrirlo y ser correspondido. :)
ResponderEliminarMe encanto!
ResponderEliminarde principio a fin...
imaginarlos ahí en el borde de la puerta dejándose llevar!
encantador!
Muchas gracias Sidel por tus comentarios, me encanta que te haya gustado.
ResponderEliminarLuna gracias por detenerte en mi blog, me complace que haya logrado que te imaginaras la escena, es un honor poder transmitir imágenes con mis palabras. Gracias por pasarte, espero verte muy pronto.